Los cambios en el estado de ánimo son producto de los pensamientos e ideas que constantemente pasan por nuestra cabeza. Es por eso que no siempre la mente es nuestra mejor aliada, sobre en todo en momentos en que nos encontramos deprimidos y decaídos que, por alguna circunstancia de la vida, puede ser normal.
La experiencia enseña que la depresión tiene pensamientos exclusivos que se guardan en nuestra mente y se activan de cuando en vez para darle inicio y mantenimiento a los síntomas. Son como huellas que se quedan en la conciencia, guardados en nodos o bucles al servicio del decaimiento anímico y enfermizo. Si bien son muchos, he aquí cinco básicos:
En depresión, las personas piensan que “jamás podrán salir de su estado depresivo”. Están tan concentradas en su desmotivación actual que olvidan que alguna vez estuvieron bien y podrán estarlo de nuevo. Esto se llama desesperanza.
En depresión, las personas piensan que “nada pueden hacer para estar mejor” pues interpretan que su ánimo deprimido se debe sólo a factores externos y, por lo tanto, escapan de su propio control. Consideran que se debe a su pareja, a la mala suerte, la herencia, la edad o brujería. Esto se llama Indefensión Aprendida.
En depresión, las personas piensan y sienten miedo al fracaso. Tienen recuerdos muy frescos sobre episodios negativos que han vivido con resultados contrarios a lo que esperaban. Imaginan que hacer un esfuerzo más no vale la pena porque será una experiencia abrumadora. Esto se llama sobregeneralización “si fracasé en esto, significa que fracasaré en cualquier otro intento.”
En depresión, las personas piensan que tener éxito es una experiencia peligrosa y comprometedora porque la vida será más exigente, y no será capaz de cumplir sus expectativas. Además que si le llega el éxito en algo, se considera incapaz de mantenerlo. Esto se llama baja autoeficacia.
En depresión, las personas piensan que no vale la pena llevar a cabo esfuerzo alguno por las recompensas que le ofrece la vida. Además que considera que cualquier tarea a realizar será difícil y poco placentera, de ahí su costumbre de descalificar lo positivo y convertirlo en algo negativo. Esto se llama anhedonia.
Son pensamientos, creencias negativas y maneras de ver la vida que, de cambiarse e intentar modificarlas, evidentemente el estado de ánimo cambiará. Es inevitable la relación pensamiento-emoción.
¡Inténtalo!

Psicólogo clínico, especialista en psicoterapia cognitiva y magister en psicología. Es docente universitario e investigador en psicopatología, psicología clínica y prevención de la conducta suicida. Fundador y actual director de Promental.