Cada emoción ofrece una disposición definida a la acción. La forma de operar de cada persona influirá en el éxito o fracaso de lo que hace. Y esto nos pone a reflexionar sobre la responsabilidad de nuestros actos en la expresión emocional, puesto que se trata de un asunto particular y no generalizado de las emociones. Asunto que está ligado a la madurez, la experiencia y el aprendizaje.
Ser inteligente con las expresiones emocionales no es un milagro. Se trata de una serie de habilidades que se ponen en práctica en la medida que nos damos cuenta que todos tenemos inteligencia, que todos tenemos el factor G. El señor Daniel Goleman decía que cada persona tiene los mismos ocho tipos de inteligencia, en grados distintos, que operan en conjunto, y usted lo puede validar cuando tararea una canción, cuando mueve su cuerpo al ritmo de un disco, cuando cae en cuenta que con sus palabras dice lo que quiere expresar, cuando compra un artículo y sabe en cuánto le queda cada cuota, cuando se sensibiliza con las matas y, entre otras actividades, cuando anticipa si en la cama caben dos personas o más.
Ahora bien, manejar con inteligencia las emociones no es controlar su aparición/desaparición. Es aprender a regular las expresiones de cada una de ellas, que por impulso, nos conduce en la mayoría de las veces a cometer errores. Se trata de la destreza que nos permite conocer y manejar nuestros sentimientos e interpretar y enfrentar los sentimientos de los demás. Sentimiento es “sentir” lo intrapersonal y lo interpersonal.
La inteligencia Intrapersonal nos ayuda a determinar el dominio de las propias reacciones emocionales. La inteligencia Interpersonal permite establecer pautas para el manejo de las relaciones con las demás personas. Al final, la clave está en una adecuada relación consigo mismo y con los demás. Frente a lo primero, Tales de Mileto decía que la cosa más difícil del mundo es conocernos a nosotros mismos, y la más fácil, hablar mal de los demás. Y quizá tenía razón, por la tendencia que se tiene de mirar más hacia afuera que hacia adentro.
Una forma de iniciarnos en Inteligencia Intrapersonal es mirar hacia adentro y determinar qué tanto nos conocemos. Un buen ejercicio es tomar conciencia de las respuestas a estos cuatro cuestionamientos:
- ¿qué piensas de sí mismo?
- ¿Qué tanto te agradas?
- ¿Qué tanto gusto te das?
- ¿Qué tanta confianza te tienes?
En cuanto a la Inteligencia Interpersonal, la empatía constituye un reto amplio y agradable de llevar, puesto que no solo se trata de ponerte en los “zapatos” de los demás, sino en aprovechar la diversidad de los seres humanos para aprender de la diferencia. Se trata de una serie de sencillas aptitudes emocionales en la relación con los otros. Esto es, comprender a los demás interesándose por sus emociones, contribuir a su desarrollo como personas, mantener la orientación al servicio y satisfacer en lo posible sus necesidades, aprender de las diferencias de las personas y tener conciencia política tomando decisiones en grupo.
Por ahí dicen que la práctica, hace al maestro …
Psicólogo clínico, especialista en psicoterapia cognitiva y magister en psicología. Es docente universitario e investigador en psicopatología, psicología clínica y prevención de la conducta suicida. Fundador y actual director de Promental.
No estamos solos. Todos los seres humanos vivimos en comunidad y nos necesitamos unos a otros. Por ello es importante aprender a vivir en comunidad aceptando las diferencias, valorando las particularidades de cada individuo y procurando el bienestar colectivo a través de la empatía, autorregulación, armonía e inteligencia emocional.
De acuerdo con tu opinión y la comparto. Se trata de un pensamiento político que nos permite pensar en nosotros vinculados también a los demás y así lograr un bienestar común.