La duda patológica es una tormenta mental que no para. Por el contrario aumenta y obstruye la capacidad de fluir de manera espontánea. Quizás por falta de conocimiento o por generalizaciones que hacemos, concluimos que esto sólo ocurre en los obsesivos o personas con un trastorno mental, y realmente pasa más de lo que imaginamos en el día a día cuando buscamos certezas y respuestas sobre lo que pensamos.
La duda patológica es reiterativa e intrusiva, que obliga a la persona a aclarar, argumentar y buscar respuestas tranquilizadoras sobre algo particular que está en su mente. A combatirla con argumentos, con nuevas ideas y contradicciones que desesperan de manera constante. Se convierte en un estilo dicotómico de vida estructurado en preguntas y respuestas que nunca son suficientes y, por el contrario, aumenta la importancia de las unas y las otras.
La persona se convierte en su propio detective de un caso que no ha podido resolver en su mente. Busca evidencias, saca tiempo para analizar, recrea las escenas, ata cabos, sospecha del victimario, anticipa sucesos, crea nuevas verdades, las desvirtúa, las discute y le agrega cada vez más información, aumentando el malestar por la frustración de no hallar respuestas que le satisfagan.
Similar a la basurita del ojo que no te deja en paz, la duda patológica agota mental y físicamente con síntomas ansiosos y de desesperación, además que despierta la necesidad de encontrar personas que le den respuestas tranquilizadoras. Esto es, familiares, pareja, amigos y hasta el personal de la salud que le atiende. Cualquier respuesta será susceptible a una nueva duda o reforzar las que tiene.
Desde el punto de vista psicológico, se trata de personas con intolerancia a la incertidumbre y la necesidad de control, sumado a rasgos de personalidades obsesivas o cuadros de un trastorno obsesivo compulsivo. Las obsesiones son pensamientos intrusivos que aparecen de forma involuntaria y causan malestar. Las compulsiones refieren acciones para neutralizar la obsesión. En el caso de la duda patológica, las compulsiones van dirigidas a buscar respuestas consistentemente dudosas.
Al final, no se trata de dar respuesta a las preguntas producto de la duda, sino de cuestionar la necesidad de bloquear la respuesta tranquilizadora a través de nuevos cuestionamientos.
Psicólogo clínico, especialista en psicoterapia cognitiva y magister en psicología. Es docente universitario e investigador en psicopatología, psicología clínica y prevención de la conducta suicida. Fundador y actual director de Promental.
Creo que mi duda quedó resuelta. Interesante el texto publicado.
Saludos
Lfqa
Interesante… Recibir las repuestas dudosas que se han premeditado, alimentará la duda a la cual nos hemos acostumbrado.
¿Porque vivir en un constante auto-sabotaje?
Gracias por crear conciencia ;)