Sobre las emociones es mucho lo que se dice cuando de comprenderlas se trata, y explicar cómo proceden, cómo funcionan y cómo actúan en nuestra vida. Son tan misteriosas que cada vez nos sorprenden más y nos dominan como quieren en los distintos momentos de la cotidianidad.
Las emociones son episodios relativamente breves, de mucha intensidad, que se activan por situaciones externas, e incluso, por pensamientos e ideas. Algunas corrientes psicológicas refieren que se originan en nuestra mente. Lo cierto es que, son respuestas sincronizadas que se ponen en marcha cuando algo sucede afuera o dentro de nosotros. Son genéticamente determinadas y se activan súbitamente para responder adaptativamente a las demandas del entorno.
Pensemos que están asociadas a un estímulo desencadenante actual y así comprender la manera cómo proceden. Esto es, una situación como lo que se vive en una entrevista de trabajo o en una relación de pareja. Frente al entrevistador, el corazón se nos quiere salir y con la pareja, estamos a la expectativa de lo que desea conversar cuando dice “tenemos que hablar seriamente” ¿por qué pasa esto?
Una manera de entender el proceso emocional es detallarlo en cámara lenta. Partamos de la primera situación, la entrevista de trabajo: inmediatamente se da una valoración de la situación, si es de amenaza, si es algo bueno, o algo malo, que dispara una serie de creencias automáticas sobre sí mismo, el ambiente y lo que puede pasar: “no soy capaz”, “me están mirando con desconfianza” “no me van a contratar”. Aparece la activación emocional que se refleja en la palidez del rostro, temblor en las manos, resequedad en la boca y fuertes palpitaciones.
Dado lo anterior y frente a la sensación de “peligro” en plena entrevista, el cuerpo busca “defenderse” desplegando una serie de movimientos a nivel visceral, muscular, gestos y palabras que no siempre conectan con lo que se está viviendo. En ocasiones, parálisis. Aparece la sensación de vacío en el estómago, desplegar la cabeza hacia abajo, taparse el rostro con las manos y sólo decir “no sé qué me pasa”. Sin embargo, el problema no termina ahí.
Como seres sociales, las personas pasamos por una serie de aprendizajes en los que se nos entrena para expresar lo que sentimos. Adoptamos comportamientos que son aprobados por la cultura, la familia y el contexto en el que vivimos. Es tanto, que algunas emociones son “prohibidas” expresarlas y otras, un poco más favorables decirlas. El segundo problema entonces, es cuando callamos o expresamos desmedidamente lo que sentimos.
Volviendo a la situación de la entrevista, este segundo problema se ve reflejado en que “no puedes mostrarte nervioso porque no pasas”. Es decir, oculte lo que siente y disimule con todas sus fuerzas. Lo que genera una segunda angustia o sobrepeso a la angustia inicial. Se repite el ciclo: valoración subjetiva, autoverbalizaciones, respuesta fisiológica, movimientos estereotipados, entre otras respuestas. A veces, la sumatoria de angustias causa síntomas de ataques de pánico y ansiedad generalizada en la que prevalece una preocupación constante.
El psicólogo tiene razón. Lo controlable está en la expresión de las emociones, es decir, la inteligencia emocional que nos permite ponerle nombre al sentimiento mientras nos está pasando, retrasar voluntariamente lo que se pretende hacer en medio de la emoción y generar empatía o capacidad de escucha sin ponerse a la defensiva.
Psicólogo clínico, especialista en psicoterapia cognitiva y magister en psicología. Es docente universitario e investigador en psicopatología, psicología clínica y prevención de la conducta suicida. Fundador y actual director de Promental.
Excelente profe, muy buen tema.
Excelente escrito. Las emociones son y serán el cuestionamiento permanente del ser humano por que no solamente hablamos de lo genéticamente predeterminado, sino de lo comportamental adoptado de nuestro entorno llamado familia y de allí estas ideas generalizadas que dificultan tanto el avanzar en los procesos básicos de la vida. Por esto diría que las emociones, es un tema adaptado a la inteligencia emocional, que lo resumiría en estado de alerta permanente de consciencia hacia nuestras debilidades para tomar acción permanente de las mismas. Tarea nada fácil.
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Siento que las emociones no son ni buenas ni malas, solo son emociones, nosotros somos los encargados de saber como utilizarlas de manera inteligente y segura. Debemos aprender de ellas para así conocerlas y así poder conocernos también a nosotros mismos.