Una vida sin problemas es, en toda su dimensión, una utopía. Algunos consideran que es una de las tantas razones por las que Adan y Eva pecaron, porque no tenían en qué pensar ni qué hacer. Los problemas dan sentido a la existencia y ponen a prueba nuestra capacidad de hasta dónde podemos llegar. Lo cierto es que hacen falta porque nos induce a la acción, a ser responsables y comprometidos, a sortear alternativas y tomas de decisión. En definitiva, los problemas son situaciones de la vida que exigen respuestas efectivas de solución.
El consumo de sustancias psicoactivas no está en que tengamos problemas, sino en que nos planteamos soluciones equivocadas. Algunas personas eligen consumir drogas depresoras como el alcohol, la heroína y las benzodiacepinas. Estas inhiben la vigilancia aumentando la sensación de relajación y bienestar. Además que funcionan como un anestésico porque momentáneamente, quitan el dolor emocional. A veces eligen los estimulantes que, como su nombre lo dice, estimulan el sistema nervioso aumentando la energía y la euforia. Reducen el cansancio y aumentan la actividad. La cocaína ayuda a que la rumba dure más tiempo, la cafeína a combatir el sueño después del almuerzo acompañada de una buena dosis de nicotina en el cigarrillo.
En otros momentos, la elección como solución equivocada a los problemas son los alucinógenos. Se llaman así porque alteran el estado de conciencia y la percepción de la realidad, causando alucinaciones. Con el LSD, el éxtasis, los pegamentos y derivados de la gasolina, la persona pelea con monstruos y personajes imaginables de una realidad muy particular. Inclusive, bajo el efecto de la marihuana, se comportan como un Aristóteles cuando dicen que sus ideas son muy profundas, demasiado profundas.
El problema es que ninguna, de las aquí descritas, solucionan los problemas. Más bien crea otros como la dependencia y la adicción, puesto que lentamente, el personaje va aprendiendo que estar psico-activado le permite huir, evadir, sentirse distinto y vivir realidades opuestas a las que la vida, de manera razonable, le da. Como el efecto es corto, cada despertar del viaje, le sugiere consumir en mayor cantidad …”entre más consume, más quiere consumir”. La droga se le convierte en su prioridad por encima de la familia, el empleo, la propia salud, la vida. La dependencia existe cuando sienten que la “necesitan” para vivir, tal cual le pasa al enamorado empedernido quien necesita saber constantemente que lo aman.
Las personas consumidoras de drogas tienen un problema de pensamiento lógico, porque refieren unas creencias que mantienen con firme convicción: es el caso de aquel que persiste en decir que ahogar las penas en el licor es una solución. Bueno, aunque también lo dice la canción: “y nos tomamos las doscientas copas que hayan en la barra y nos subimos a cantar la tusa hasta que todo se vaya” La realidad es que, ahogar las penas en el licor es como ahogar un pez en el agua.
Otras personas creen que el pase de droga los pone bien y, quizás es cierto. Un bienestar temporal por un malestar a cuotas. En ocasiones, algunos dicen que con traba son más chistosos y divertidos, aunque también es verdad que cuando consumen y hablan se oyen tontos. Finalmente, no falta quien insiste en convencer al mundo que, tiene todo bajo y control y cuando quiera, la podrá dejar. Asunto que es falso si de por medio hay adicción porque es la droga quien ya lo gobierna y no se ha dado cuenta.
Ey … todos tenemos problemas, está en nosotros buscar la mejor solución.
Psicólogo clínico, especialista en psicoterapia cognitiva y magister en psicología. Es docente universitario e investigador en psicopatología, psicología clínica y prevención de la conducta suicida. Fundador y actual director de Promental.
La vida necesita de los problemas para mantenernos en constante movimiento y estabilidad emocional, el problema surge cuando tomamos malas decisiones buscando inhibir o darle solución a lo que nos inquieta, sin detenernos a pensar que es una solución momentánea, que en realidad empeora las cosas sin dar realmente una solución.
Estamos llamados a educarnos emocionalmente a conocer realmente lo que pasa en nuestro interior y a buscar soluciones sanas y que realmente nos aporten como seres humanos.
Decía el otro: La mejor manera de “resolver” los problemas es colocar la culpa en el otro o en los otros.
No quien, cuando, donde o en que momento de la historia nos “educaron” a no enfrentar los problemas, cada día me convenzo que cuando le doy nombre y apellido concreto a la “criatura”, la estoy identificando y esto me da la capacidad y las herramientas de conversar con la dificultad; pienso, atrevidamente que es la ignorancia la que hace que nos distraigamos de lo real para vivir en lo irreal, como por ejemplo el consumo de sustancias psicoactivas, el juego, los ciberamigos y por ahí vamos.
Considero que todos somos consumidores, unos por las redes, otros por las modas y otros por las sustancias psicoactivas, cada uno consume sus gustos y placeres a su manera., claro unos mas descontrolados que otros. Pero creo que esto lo hacemos para sentirnos bien, experimentar sensaciones de placer y euforia.
Las adicciones a las drogas, alcohol, redes sociales, juego o cualquier otra, no serán la solución a las situaciones que trae consigo vivir. Particularmente no me gusta ver o pensar en problemas, me gusta más ver oportunidades de mejora en cada situación que vivo. Tengo claro por las experiencias de vida y todos los espejos que he visto que recurrir a las adicciones para escapar de los “problemas” es empeñarse casi que para siempre en un bucle entre la corta sobriedad y eterna embiaguez.