Una de las enfermedades que más afecta al ser humano es la depresión. Se reporta que más 450 millones de personas en el mundo la padecen, constituyendo un problema de salud pública que muy poca atención se le presta. Cada año más personas son diagnosticadas con esta enfermedad, especialmente la población adolescente y los ancianos de la tercera edad. A futuro se considera que 1 de cada 4 personas sufrirá los síntomas de la depresión sin importar la edad, el estrato social y la preparación intelectual.
Lo cierto es que, la depresión es la principal causa de discapacidad a nivel mundial asociada al consumo de sustancias psicoactivas, enfermedades físicas terminales y al comportamiento suicida. A la vez, es la enfermedad mental de mayor frecuencia en los centros de atención primaria en salud. Los costos de atención se aproxima al billón de dólares al año en los países de ingresos bajos, medios y altos. En atención psicológica y antidepresivos es de aproximadamente 150 millones de dólares.
La depresión se comporta como una enfermedad silenciosa que a veces se confunde con desánimo normal, un episodio de tristeza pasajero o simplemente falta de energía caprichosa, cuando realmente son los síntomas que poco a poco se van instalando en la vida de la persona hasta alterar su cotidiana o causarle la muerte. La depresión es un factor de riesgo al suicidio, y se estima que por sí sola aumenta la probabilidad de comportamientos suicidas. De hecho, las personas con depresión presentan tasas de suicidio 44 veces superiores a las personas que no tienen la enfermedad y, 8 veces superiores al resto de pacientes con otras enfermedades mentales. Se ha concluido que la depresión contrarresta el deseo natural de vivir.
Las mujeres tienen mayor riesgo de padecer depresión que los hombres, quizás porque en el ciclo vital, ellas experimentan mayor tensión que ellos. Además de la presión social, los ciclos hormonales y la expresión emocional frente a tanta desigualdad. También es importante decir que, por autocuidado y responsabilidad consigo misma, se evidencia mayor tendencia a consultar o buscar ayuda en momentos de depresión. Las estadísticas refieren que la enfermedad depresiva es por lo menos dos veces más frecuente en mujeres que en hombres y, a futuro, un tercio de ellas experimentará al menos un episodio depresivo en su vida.
Es verdaderamente una pandemia que poco se presta atención, o pasa desapercibida. Quizás porque sus síntomas no son tan visibles como un cáncer terminal, una diabetes o un problema de tiroides. Desafortunadamente se visibiliza en actos de suicidio, incapacidades a nivel laboral o interrupciones del estudio o del trabajo. Se confunde con procesos de duelo normal, con sufrimiento producto de la dependencia afectiva o con el miedo a no ser aceptado dentro de una sociedad. Peor aún, interprertarla como signo de debilidad.
La depresión causa la muerte en niños y adultos, hombres y mujeres. Más del 90% de las personas que se suicidaron tenían síntomas de esta enfermedad, y aún seguimos pensando que con compras compulsivas, un par de tragos o con un paseo se soluciona.
Ojo con esta pandemia ignorada.
Psicólogo clínico, especialista en psicoterapia cognitiva y magister en psicología. Es docente universitario e investigador en psicopatología, psicología clínica y prevención de la conducta suicida. Fundador y actual director de Promental.
I need to to thank you for this good read!! I certainly loved every bit of it. I have you bookmarked to check out new stuff you postÖ